EFECTIVIDAD DE LA TERAPIA DE JUEGO NO-DIRECTIVA
MAYO 2011
INTRODUCCIÓN
TERAPIA DE JUEGO NO - DIRECTIVA
La terapia de juego es un método que se sugiere para tratar a los niños, es una forma de ayudarlos a expresar sus emociones para que puedan lograr mayor autoconfianza y favorezca el desenvolvimiento de su desarrollo. Ya que a través del juego se tiene la opción de tratar y contribuir en el proceso evolutivo del individuo con el objetivo de brindar una mejor y más sana calidad de vida al infante.
Es por eso que se expone la propuesta analizando su metodología para estudiar su efectividad, y así personas inmiscuidas en el medio de la psicología logren interesarse en éste modelo y puedan aplicarlo. Se describe el modelo no-directivo, su utilidad y características, así como la relación del niño y el terapeuta, exponiendo como debe ser dicha relación y cuáles son los procesos básicos para que la terapia de juego no- directiva tenga éxito.
Planteamiento del problema
Justificación
Es muy importante recalcar que los infantes con la terapia de juego en ningún momento se sentirán juzgados o rechazados. Así mismo se le invitaría al adulto tutor del menor como a la sociedad en general a ampliar la visión con la finalidad de poder proporcionar mayor comprensión hacia los niños para poder brindar una adaptación más sana al infante.
Preguntas de investigación
¿Qué es la terapia de juego no- directiva?
¿Para qué me va a servir la terapia de juego?
¿Quién desarrollo teorías acerca de la terapia de juego? ¿Quiénes pueden utilizar la terapia de juego?
¿Por qué es importante que se conozca la metodología y efectividad de la terapia de juego?
¿Dónde se puede aplicar la terapia de juego? Objetivo general
Obtener datos más exactos acerca de la aplicación de la terapia de juego como método terapéutico, para poder llegar a la obtención de un resultado claro y objetivo, dando a conocer la extensión y metodología que se utiliza en el mismo, y así pueda ser de utilidad para estudiantes, maestros, padres de familia y lectores en general e inclusive llegue a ser aplicado por los interesados en el área psicológica.
Objetivo Específico
Conocer la efectividad de la terapia de juego no-directiva, la función del juego y si a través de éste cómo medio de expresión el niño es capaz de llegar a lograr un autoconocimiento; así como conocer la forma de intervención del terapeuta infantil.
METODOLOGÍA
Muestreo
El tipo de selección de muestra que utilizare es no probabilístico; en éste los sujetos implicados son el sector infantil es decir los niños y el terapeuta. Esta
Método
Esta investigación es de corte cualitativo; porque se analizara un contexto terapéutico para recolectar información datos sin que necesariamente sean representativos cuantitativamente, en este caso se analizan cuales son los juguetes que como instrumentos terapéuticos sirven para favorecer la expresión de los sentimientos de los niños.
Hipótesis
La terapia de juego no-directiva facilita al niño llegar al autoconocimiento. La terapia de juego se basa en el hecho de que el juego es el medio natural de autoexpresión que utiliza el niño. Es la oportunidad que se le brinda al infante para que pueda expresar sus problemas y sentimientos por medio del juego. Al niño le será más fácil comunicar su problemática al terapeuta utilizando el juego, que decirla directamente ya que le resultara más fácil proyectar la problemática y los sentimientos negativos o en positivos según el caso, en los juguetes; el poder actuar los sentimientos a través del juego hace que emerjan expresándolos abiertamente, así el niño puede enfrentarse a ellos, aprendiendo a controlarlos o a rechazarlos ya que en el juego es el propio niño quien manipula la situación, puede desahogar sus sentimientos en un muñeco, juguete o cualquier otro objeto sin ser juzgado.
MARCO TEÓRICO
Antecedentes históricos
La psicoterapia de los niños fue intentada primero por Freud (1909) para tratar de aliviar la reacción fóbica de su paciente Hans. Freud le sugirió al padre del paciente algunas formas para tratar de resolver algunos de los principales problemas de su paciente. El juego no se usó directamente en la terapia infantil hasta 1919 por Hug-Hellmuth.
En 1928 Ana Freud empezó a usar el juego como una forma para atraer a los niños a la terapia. El fundamento de ésta técnica involucra el concepto de alianza terapéutica. El psicoanálisis tradicional sostenía que la mayor parte del trabajo de análisis se consumaba una vez que los aspectos saludables de la personalidad del paciente se unían a las fuerzas que el analista contraponía al YO enfermo del paciente. A medida que el niño desarrolla una relación satisfactoria, el énfasis del enfoque de la sesión se trasladaba lentamente del juego hacia las interacciones de tipo verbal. Ana Freud utiliza el juego como medio terapéutico.
Melanie Klein (1932) utiliza el juego como sustituto de la verbalización, ya que es la forma de comunicarse del niño.
En 1938, Solomon desarrolló una técnica llamada “Terapia de juego activa” para usarla con niños impulsivos (acting-out). Solomon veía que esto ayudaba al chico a expresar su ira y temor a través del juego a través de la interacción con el terapeuta, el niño aprende a redirigir la energía usada antes en “Acting-out”, hacia conductas más aceptadas socialmente orientadas en el juego. Enfatiza el desarrollo del concepto del tiempo en el niño proporcionándole ayuda para separar la ansiedad de los traumas pasados y consecuencias futuras de la realidad de sus actos.
Hambridge recreó directamente el suceso productor de ansiedad en el juego para facilitar la abreacción en el niño. Esta técnica se utilizó en una fase intermedia en la relación terapéutica previamente establecida, una vez que el niño tenía suficientes recursos (internos) del yo para manejar tal procedimiento intrusivo y directo.
Erickson (1950) nos dice que el juego es una función del yo, un intento de sincronizar los procesos corporales y sociales con el sí mismo”. El juego tiene una función de comunicación. Es a través del juego que se ayuda a los niños a expresarse y posteriormente a resolver sus trastornos emocionales, conflictos, o traumas. Y además promover el crecimiento y el desarrollo Integral, tanto en lo cognitivo como en las interacciones con sus semejantes de manera apropiada.
La terapia de juego tuvo un desarrollo importante a partir del trabajo de Carl Rogers (1951) y Virginia M. Axline (1964-1969). La terapia de juego proviene de la escuela humanista y en esencia está centrada en el niño.
Estado de la cuestión
La terapia de juego no-directiva
La terapia no directiva se basa en la suposición de que cada individuo lleva dentro de sí mismo, no solo la habilidad para resolver sus propios problemas de una manera efectiva, sino también el impulso de crecimiento que hace que la conducta madura llegue a ser más satisfactoria que la conducta inmadura.
Este tipo de terapia comienza en la etapa en que el individuo se encuentra y basa en la configuración presente, permitiendo que los cambios ocurran, incluso de un minuto a otro, durante el contacto terapéutico. La velocidad de estos cambios depende de la reorganización de las experiencias que el individuo haya acumulado, así como sus actitudes, pensamientos y sentimientos que hacen posible llegar a la introspección: requisito indispensable para que la terapia tenga éxito.
La terapia no directiva da permisividad al individuo de ser él mismo, acepta completamente su Yo sin evaluación ni presión para que cambie; reconoce y clarifica las actitudes emocionales expresadas reflejando lo que el cliente expresa.
Debido al proceso mismo la terapia no-directiva además de ofrecer al individuo la oportunidad de ser él mismo, brinda también la oportunidad de aprender a conocerse, de poder trazar su curso de acción abierta y francamente.
Para el niño, la terapia constituye un reto el impulso de comprenderse mejor, la velocidad que el niño utiliza en terapia varía según el individuo, pero el hecho es que ha ocurrido en muchos casos. Esto es una oportunidad para probar la hipótesis de que si se le permite, el niño puede y de hecho llega a ser más maduro, más positivo en sus actitudes y más constructivo en la manera de expresar su impulso interno. Éste impulso hacia la autorrealización, la madurez, plenitud e independencia, es el que crea también una condición de desadaptación, ya que puede tratarse de una determinación agresiva del niño por ser el mismo sin importar los medios que utilice para lograrlo, o bien de una fuerte resistencia al sentir que su completa autoexpresión se encuentra bloqueada. Es por esto que debe darse al niño la oportunidad de canalizar su crecimiento interno hacia una forma de vida más positiva y constructiva, al aprovechar ésta oportunidad el niño es capaz de resolver sus propios problemas, tomar decisiones y, responsabilidades de las que generalmente se le permite tener.
El juego como instrumento terapéutico
El juego propiamente como recurso terapéutico es la forma natural de aprender y de comunicarse del niño, por ello es utilizado en la evaluación y el tratamiento de problemas emocionales. Conocer y saber interpretar el significado del juego en los niños permite conocer lo que verbalmente le es difícil comunicar, el objetivo del juego en terapia es ayudar al niño a expresarse, elaborar y resolver sus conflictos emocionales y este tipo de terapia es recomendada en niños de 4 a 11 años de edad.
El juego tiene uso terapéutico debido a que:
- El escenario del juego el niño lo relaciona con el entorno que lo concierne.
- Un medio de juegos facilita la comunicación, expresión y permite la liberación catártica de sentimientos, frustraciones, ansiedades, etc.
- Mediante el juego el adulto puede relacionarse con el niño.
- El juego permite al niño construir un mundo aparte y evadirse de la realidad para entenderla mejor.
El terapeuta y el niño
El terapeuta es sensible a lo que el niño piensa y expresa a través de sus juegos y verbalizaciones, y al reflejarle de una cierta manera estas actitudes expresadas emocionalmente, le ayuda a comprenderse mejor a sí mismo. Respeta al niño y cree en su habilidad para bastarse por sí solo y convertirse en un individuo más maduro e independiente si se le da la oportunidad de hacerlo. Para el niño la terapia constituye un reto a ese impulso interno que lucha constantemente por realizarse. Para el terapeuta es una oportunidad de probar la hipótesis de que si se le permite, el niño puede y de hecho llega a ser más maduro, más positivo en sus actitudes y más constructivo en la manera de expresar ese impulso interno.
El niño vive en su mundo propio y muy pocos adultos realmente lo comprenden. El tipo de relación que se establece entre el terapeuta y el niño, durante la terapia de juego puede revelar su Yo verdadero al ser aceptado por el terapeuta; y debido a esa misma aceptación, crece un poco su confianza en sí mismo y aumenta su capacidad para extender los límites de la expresión de su personalidad.
Nuestra cultura supone dependencia en el niño, pero en su mundo interno continúa creciendo como un ser independiente. Durante la hora de terapia una vez que el niño siente confianza y acepta al terapeuta, así como éste lo acepta a él, lo hace partícipe de su mundo interno y al hacerlo extiende los horizontes del mundo de ambos.
La estructuración
La palabra estructuración es utilizada en este caso para referirse al fortalecimiento de la relación terapéutica para que el niño comprenda la naturaleza de los contactos terapéuticos y, por ende, esté en posibilidad de utilizarlos plenamente. La estructuración no es una cosa casual, sino un método cuidadosamente planeado para introducir al niño a este medio de expresión personal que trae consigo liberar sentimientos y adquirir un mayor conocimiento de sí mismo. Esto se trata de establecer una relación.
La relación que se origina entre el terapeuta y el niño es el factor decisivo para el éxito o fracaso de la terapia. No es una relación fácil de establecer; el terapeuta debe establecer un esfuerzo sincero para comprender al niño y confrontar constantemente sus respuestas y evaluar su trabajo en cada caso, para que él también acreciente su entendimiento respecto a la dinámica del comportamiento humano.
Los ocho principios básicos.
Los principios básicos que guían al terapeuta en contacto del tipo no-directivo son muy sencillos, pero de enormes probabilidades cuando son ejecutados con sinceridad, consistencia e inteligencia. Los principios son los siguientes:
1.- El terapeuta debe desarrollar una relación interna y amigable con el niño, mediante la cual se establece una armonía lo antes posible.
2.- El terapeuta acepta al niño tal como es.
3.- El terapeuta crea un sentimiento de actitud permisiva en la relación, de tal forma que el niño se siente libre para expresar sus sentimientos por completo.
4.- El terapeuta está alerta a reconocer los sentimientos que el niño está expresando y los refleja de nuevo hacia él de tal forma que logra profundizar más en su comportamiento.
5.- El terapeuta observa un gran respeto por la habilidad del niño para solucionar sus problemas, si a éste se le ha brindado la oportunidad para hacerlo. Es responsabilidad del niño decidir y realizar cambios.
6.- El terapeuta no intenta dirigir las acciones o conversación del niño en forma alguna. El niño guía el camino; el terapeuta lo sigue.
7.- El terapeuta no pretende apresurar el curso de la terapia. Este es un proceso gradual y, como tal, reconocido por el terapeuta.
8.- El terapeuta establece solo aquellas limitaciones que son necesarias para conservar la terapia en el mundo de la realidad y hacerle patente al niño de su responsabilidad en la relación.
Teoría
Terapia de juego- Intervención terapéutica que utiliza el juego como medio para ayudar al niño a sobrepasar sus dificultades.
En esencia el método propuesto por Virginia Axline consiste en proporcionar al pequeño que manifiesta o que trata de ocultar un problema, la oportunidad viva y concreta de expresar sus emociones y sentimientos profundos, dándoles libre cause por medio del juego. En ese ambiente propicio, el niño revelará sus sentimientos y temores, su soledad afectiva, su sensación de fracaso y enajenación, y al mismo tiempo estará dando el primer paso para liberarse de ellos.
La terapia de juego tipo no- directivo es efectiva durante el trabajo terapéutico pues la expresión de sentimientos y las manifestaciones de conducta lleva a una liberación efectiva de emociones que propicia una mejora en la salud mental del infante.
La terapia de juego se basa en el hecho de que el juego es el medio natural de autoexpresión que utiliza el niño. Es una oportunidad que se le da para que exprese sus sentimientos y problemas por medio del juego, de la misma manera que un individuo puede verbalizar sus dificultades en ciertos tipos de terapia con adultos.
Desde un punto de vista psicoterapéutico, el cuarto de terapia de juego es un lugar que propicia el crecimiento, por la seguridad que le ofrece: ahí el niño es la persona más importante, controla la situación, nadie le dice lo que debe hacer, nadie lo critica, ni lo regaña, ni obliga, se siente aceptado por completo y puede expresarse de manera abierta. Ahí es un individuo con sus propios derechos y se le trata con dignidad y respeto. El sentir que de repente desaparecen las sugerencias, mandatos, represiones, críticas y desaprobaciones comunes del adulto, es una experiencia única para un niño, todo esto se reemplaza en la terapia por una completa aceptación y permiso para ser el mismo. El terapeuta es sensible a lo que el niño siente y expresa a través de sus juegos y verbalizaciones y al reflejarle, de cierta manera las actitudes expresadas emocionalmente, le ayuda a comprenderse mejor a sí mismo; de esta manera el terapeuta lo estimula a ahondar, cada vez con mayor profundidad, en su mundo interno haciendo que surja su verdadero Yo.
Los juguetes
Antes que nada no se puede dejar de lado que los niños poseen una gran capacidad de creatividad y cualquier objeto puede ser funcional, sin embargo y si se cuenta con los recursos económicos suficientes se puede montar un cuarto acondicionado y con un gran equipo de juguetes, si no se cuenta con el capital suficiente lo básico es aquello que represente a la familia, muñecos, objetos de casa, (con los cuales puede proyectar la relación de los miembros de la familia en el hogar); arcilla o arena , pintura, papel, gises,( estos se pueden utilizar para observar la capacidad de control que el niño posee) soldaditos, pistolas de juguete, (son útiles para apreciar como el infante proyecta la agresión) títeres, (escenificar situaciones familiares o escolares del niño); colores, (sirve en ocasiones para detectar el estado de ánimo del niño) y un teléfono (apreciar la comunicación al igual que sus interrelaciones); además deben ser de material resistente y de fácil manipulación. Estos accesorios son fáciles de transportar en un maletín y sobre todo se podrá expresar de forma simbólica lo que ocurre en el medio más cercano al niño su familia.
CONCLUSIONES
El juego permite al niño construir un mundo aparte, evadirse de la realidad para entenderla mejor; el mundo del juego es entonces una anticipación del mundo de las operaciones serias. El juego prepara al niño para la vida seria. Por medio del juego el niño se aleja del mundo real y puede comprender ese mundo distinto al propio ósea el mundo del adulto, que a su vez va a conformar su futura personalidad, le permitirá incursionar exitosamente en el mundo de la actividad social y laboral, desempeñando en la infancia el mismo papel que el trabajo cumple en el adulto.
De ahí la importancia fundamental del juego infantil; un niño que ha jugado de un modo adecuado será un adulto que se integre de manera constructiva y creativa a su realidad. Por medio del juego el niño se prueba física y mentalmente, y esto le permite ganar autonomía y afirmar su yo.
El niño no juega siempre a lo mismo, es decir, su juego tiende a evolucionar conforme él mismo crece. Por tanto el progreso del juego está relacionado con todo el desarrollo evolutivo del niño. Es función, estímulo y formación del desarrollo infantil porque es instrumento de afirmación de sí mismo, le permite ejecutar sus capacidades físicas e intelectuales, pero también le ayuda a plantear y resolver sus problemas cotidianos de desarrollo y convivencia. El juego se encuentra relacionado con el éxito actual del individuo; por medio de este se conforma la base de la personalidad; si el niño juega es por una serie de razones que a simple vista parecen totalmente evidentes ya sea por placer, para expresar la egresión, para dominar la angustia y para establecer contactos sociales. El juego contribuye así a la unificación y a la integración de la personalidad, y permite al niño entrar en comunicación con los otros.
Para finalizar debe quedar en claro que la hora de la terapia no es solamente otra hora de diversión o de contacto social, ni de expresión escolar, es la hora del niño. El terapeuta no es un compañero de juego, tampoco un maestro, ni una madre sustituta. Es una persona muy especial ante los ojos del niño; se convierte en el reflejo sonoro contra el cual el niño prueba su personalidad; es el que sostiene el espejo para que el pequeño pueda verse tal como es.
BIBLIOGRAFÍA
-Axline, Virginia (2000), Terapia de juego Edit. Diana México Pp.18-173
-Zarate, Laura y otros (2001) el juego como instrumento terapéutico. Como trabajar psicoterapia Gestalt con niños. 1ra Ed. Xalapa: Universidad Veracruzana Pp. 14-16.
-Barocio Rosa (2004), Disciplina con amor, Cómo poner límites sin ahogarse en la culpa Edit. Pax México Pp. 3 – 219.
-URL:http:/www.childrentrauma.org/cta.materials/glosario.asp Consultado el 20 de abril del 2011.
No hay comentarios:
Publicar un comentario