lunes, 12 de septiembre de 2011

DESARROLLO SOCIAL NORMAL DE LA ADOLESCENCIA SEGÚN EL DR. ARNOLD GESELL

MAESTRÍA EN PSICOLOGÍA CLÍNICA



DESARROLLO SOCIAL NORMAL DE LA ADOLESCENCIA DR. ARNOLD GESELL

                                                                       

PRESENTA: EDITH MARLENE HUERTA CRUZ 



ZACATECAS ZAC. AGOSTO 2011




DESARROLLO SOCIAL NORMAL DEL ADOLESCENTE

INTRODUCCIÓN

En el presente ensayo se aborda el tema de la adolescencia, si bien es sabido la adolescencia es el periodo de la vida que va desde el final de la infancia hasta el comienzo de la juventud, dicho periodo comprende cambios físicos, psicológicos y sociales, siendo este ultimo el factor a estudiar; tomando como referencia al Dr. Arnold Gesell y sus estudios sobre la adolescencia.
Se hace énfasis en el desarrollo social normal del adolescente; ya que se darán a conocer  los progresos del adolescente hacia el alcance de los elementos de la edad adulta, los cuales abordan las zonas principales que pueden ayudar a los adolescentes a progresar hacia la madurez independiente así como el curso normal del desarrollo social desde la aparición de la pubertad hasta el final de la adolescencia y comienzo de la vida adulta.
Este ensayo va a dirigido a estudiantes de psicología, así como a interesados en la educación o aéreas a fin; del mismo modo puede ser de utilidad a padres de familia que deseen ampliar su comprensión en el comportamiento del hijo adolescente.  
                                                                  
DATOS BIOGRÁFICOS.

Arnold Lucius Gesell (1880-1961), su padre fotógrafo y su madre profesora, los cuales tenían especial interés  en el campo de la educación, con el paso del tiempo Gesell se convirtió en psicólogo y pediatra estadounidense, cuyo trabajo, que estableció las pautas de conducta seguidas en las sucesivas etapas del desarrollo infantil, sería decisivo en la puericultura de las décadas de 1940 y 1950.

Nacido en Alma, Wisconsin, se educó en las universidades del estado, Clark y Yale, y fue nombrado profesor de esta última en 1911. El mismo año fundó la clínica de desarrollo infantil de la Escuela de Medicina de Yale, que también dirigió. Fue asesor de investigaciones en el Instituto Gesell de Desarrollo del niño desde 1950 hasta que se retiró en 1958. Junto con sus ayudantes, Gesell observó a cientos de niños en condiciones cuidadosamente controladas y filmó durante horas sus comportamientos, lo que le permitió acumular gran información descriptiva sobre la psicología infantil. A nivel explicativo-predictivo, su obra tiene menor interés. Formuló la teoría del desarrollo del niño en etapas, en la que destaca la hipótesis sobre la madurez infantil. Según Gesell, la etapa de la madurez no se consigue mediante la educación intensiva.

Sus escritos incluyen Atlas de conducta infantil (1934), Infancia y crecimiento humano (1928) y Juventud: de los 10 a los 16 años (1956). Con la pedagoga estadounidense Frances Ilg escribió El niño en la cultura actual (1943) y El niño de los cinco a los diez años (1946).  


POSTULADO

El Dr. Arnold Gesell en su obra ‘‘Juventud: de los años diez a los dieciséis’’ aporta el resultado de  investigaciones acerca de las leyes del desarrollo de la adolescencia.
Excepto en los casos de severas anormalidades biológicas, las hembras y los varones llegan a la madurez sexual e intelectual en los primeros años de la adolescencia y a la madurez física al final de ella. Cada uno de estos procesos inevitables de maduración es independiente del control personal; en consecuencia los verdaderos problemas de la adolescencia caen dentro de las zonas de madurez social, emotiva, moral y económica. Cierta maduración en estas zonas es también inevitable ya que las hormonas sexuales desempeñan su papel en la determinación de la madurez de los intereses y las actitudes del adolescente. En gran medida, es cuestión del mismo adolescente, su familia, sus amigos, su escuela y su sociedad determinar si habrá o no de llegar a ser un adulto total.

Progresos del adolescente hacia el alcance de los ocho elementos de la edad adulta. 

- Heterosexualidad. El adolescente debe primero generar un interés profundo en futuros consortes. Después debe de concentrarse en una sola persona como conyugue.

El apego a los adultos, comenzando naturalmente con los padres, es normal entre los niños hasta la edad de 8 ó 9 años. Después, durante unos cuantos años los niños se sienten profundamente atraídos por otros niños de su propia edad y sexo. Este estado homosexual es perfectamente normal. Es necesaria la liberación gradual del niño de los lazos emotivos que les unen a los padres y a los adultos que les reemplazcan. Se hace tan intensa que las hembras y los varones de 11 o 12 años se evaden los unos a los otros tanto como les es posible. La etapa siguiente del desarrollo sexual normal es un periodo de ‘‘enamoramientos y desenamoramientos’’ con muchos miembros del sexo opuesto. Esta transición o heterosexualidad puede producirse fácil y naturalmente si el medio ambiente contiene un número crecido de adolescentes potenciales. Sin embargo muchos factores pueden interponerse al desarrollo normal. Puede que el adolescente sea demasiado tímido para establecer los contactos sociales necesarios. Las hembras con profundo sentimiento de rivalidad en lo que se refiere a los varones pueden muy bien verse imposibilitadas de enamorarse de ellos.  Los  varones  con  fuerte
atracción hacia sus madres pueden verse incapacitados de amar a otra mujer hasta que sus madres mueren y a veces ni siquiera entonces. Otros varones pueden abrigar demasiadas sospechas en cuanto a las hembras para enamorarse de algunas de ellas. En tales casos los varones y las hembras pueden regresar al amor homosexual. La etapa final del desarrollo sexual normal ocurre cuando el objeto de amor, o la persona que inspira el más profundo sentimiento de amor, se convierte en la única persona de, poco o más o menos la misma edad pero de sexo opuesto. La vinculación heterosexual permanente, después de un periodo de ‘‘tanteo’’, es la señal de adultez sexual.

-Independencia de la familia. El adolescente debe emanciparse gradualmente de sus ligaduras y de su dependencia del hogar de los padres.

Por muchos años que tengan las personas siguen siendo emocionalmente infantiles mientras salgan constantemente corriendo en busca de sus padres solamente en demanda de asistencia y comprensión. El verdadero adulto es aquel que se ha liberado totalmente de la tutela paterna, ama a sus padres, considera sus deseos, toma sus propias decisiones y vive su propia vida. Para que un adolescente se deshaga del apego de la niñez a la autoridad paternal, los padres deben aprender a renunciar al control que han estado ejerciendo durante una docena de años o más.  Todo lo que se haga por continuarlo resultara en adultos infantiles o muy rebeldes.

Son cuatro zonas las principales dentro de las cuales pueden ayudar a los hijos adolescentes a progresar hacia la madurez independiente, a saber: pueden ir aumentando gradualmente la asignación del adolescente para evitarle la humillante, poco digna y resentida necesidad de tenerles que pedir dinero.  Pueden abstenerse de tratar de escogerles a sus amigos.  En cuanto sea posible, deben dejar que él mismo resuelva sus dificultades. Finalmente deben dejar que sea él quien libremente escoja su propio conyugue o compañero. Cuando se ha establecido una vinculación permanente llega el momento de cesar el control paternal.

-Madurez emotiva. El adolescente debe pasar de formas infantiles a formas adultas de expresión emotiva. Debe aprender a no huir de la realidad. Debe de sustituir con reacciones racionales las reacciones emotivas, al menos en situaciones en que se repiten.

Ciertas personas jamás crecen. Los que han crecido son aquellos que no eluden las realidades y que no se encolerizan en situaciones triviales. Han pasado de la edad de los temores a las iras infantiles. Cada una de estas emociones tiene causas diferentes en edades distintas.  En los años iniciales de la niñez la ira resulta de conflictos relacionados con la diaria rutina y el sentido de propiedad. 

Las causas de la ira adolescente son principalmente de tipo social, el adolescente siente ira en situaciones que lo hacen sentirse ofendido, ridículo, avergonzado o turbado. Parece que el adulto se hace irritable solo cuando se le ofende en un sentido de justicia. Los temores de la niñez son generalmente de cosa materiales como la obscuridad, algunos animales, las alturas y los ruidos extraños. Algunos de estos temores pueden persistir en la adolescencia y hasta en la adultez. Generalmente sin embargo son reemplazados por nuevos objetos. Así en los años primeros de la adolescencia ambos sexos se preocupan más por las condiciones de la familia y en la escuela que por la capacidad personal. Los problemas económicos y los problemas de la salud. En la media adolescencia los diez motivos de ansiedades más frecuentemente mencionados son: vida escolar, vida hogareña, relacionarse entre hembras y varones, distracciones, amigos, opción vocacional, religión, salud, ropas y dinero. Al final de la adolescencia las cuatro preocupaciones más comunes son fracasar, herir los sentimientos de los demás, impresión que se hace en los demás y no trabajar con empeño suficiente, todas ellas del tipo de insuficiencia personal. Les siguen las preocupaciones acerca de la  religión, defectos físicos, llegar tarde, obligaciones familiares, amigos y éxito en la vocación. 

Se han comprobado los cambios en las formas de expresar las emociones. La timidez, aumenta durante el periodo anterior y los primeros años de la adolescencia y declina después de los 13 ó 14. Pelear declina rápidamente de su punto culminante a los 7 y 8 años. Sin embargo, impertinencia y melancolía aumentan durante la adolescencia. Entre adultos, la expresión verbal de las emociones reemplaza casi por completo las otras formas de expresión.

-Madurez social. El adolescente debe aprender a llevarse y a trabajar bien con los demás. Debe desarrollar seguridad en sí mismo en cuestiones de gusto. Debe desarrollar tolerancia hacia las diferencias humanas.

El varón y la hembra adolescentes se dan cuenta precisa de las relaciones y presiones sociales. Esta sensibilidad les hace querer adaptarse a los gustos de su grupo. Reaccionan más rápido al prestigio dentro de su propio grupo que a la mayoría de las formas de aprobación adulta; son excesivamente leales a los demás miembros de su grupo y altamente críticos a quienes no los son. Entre los valores positivos que se adquieren en la participación de un grupo adolescente figuran la experiencia en conllevarse con los demás, experiencia en artes sociales, práctica en la evaluación de otras personas, sentimiento de lealtad y experiencia en hacer el amor en forma limitada y controlada. El único resultado negativo parece ser la generación de antagonismo hacia otros grupos. En general, el grupo parece ser una valiosa unidad de sociedad. Puede hacer más por propiciar el desarrollo social normal que padres y maestros conjuntamente.

Curso normal del desarrollo social desde la aparición de la pubertad hasta el final de la adolescencia:  

De: variedad e inestabilidad
Hacia: menos y más profundos intereses.

De: hablador, bullicioso, comportamiento audaz con gran numero de todos los tipos de actividades.
Hacia: comportamiento adulto masculino y femenino más digno y controlado.

De: persecución de la igualdad con alto respeto de las normas de igualdad.
Hacia: manifestación de cuadros adultos de cultura. 

De: deseos de identificación con los grupos de hembras y varones.
Hacia: identificación con grupos más pequeños y escogidos.

De: considerar como factor sin importancia los valores familiares en la selección de asociados.
Hacia: considerarlos importantes en la selección de asociados.

De: actividades sociales informales como fiestecitas.
Hacia: actividades sociales de una naturaleza más formal, como bailes.

De: salidas raras con compañeros del sexo opuesto.
Hacia: salidas frecuentes con compañeros del sexo opuesto y selección de un compañero permanente.

De: énfasis en el establecimiento de las relaciones entre hembras y varones. Amistades temporales. Muchas amistades.
Hacia: creciente preocupación con los preparativos para la propia vida adulta. Amistades duraderas. Menos pero más intimas amistades.

De: disposición de aceptar actividades que brindan la perspectiva de relaciones sociales.
Hacia: deseo de actividades de acuerdo con el desarrollo del talento, vocación, intereses académicos o afición.

De: poco discernimiento en el comportamiento.
Hacia: discernimiento creciente. 

De: aceptación de las disposiciones de reglas razonables.
Hacia: trazarse las reglas propias con el propósito definitivo a la vista.

De: atracción y repulsión conjuntas hacia los adultos.
Hacia: persecución de la igualdad con los adultos.

-Independencia económica. El adolescente debe de seleccionar el trabajo para el cual esté capacitado; después debe adiestrarse en el.

Escoger una ocupación, encontrar empleo y adaptarse a las condiciones del trabajo son problemas de la adolescencia media y de la final. Solamente aquellos que los han resuelto son económicamente adultos. El trabajo es la razón principal de la vida del adulto. La gente vocacionalmente infantil detesta todos los trabajos o un trabajo particular, cambia de empleo constantemente, no tiene interés en lo que está haciendo y jamás está satisfecho con el sueldo o las condiciones de trabajo. El adolescente considera como imposición el empleo permanente. Los adolescentes pueden estar desajustados vocacionalmente por una o varias razones: por tratar de dedicarse a un trabajo para el cual no tiene ni la necesaria vitalidad ni la resistencia necesaria; por aceptar un trabajo muy por debajo o muy por encima de su nivel mental; idealizar una vocación a tal extremo que le es imposible percibir su propia naturaleza; realizar algún trabajo que hace resaltar alguna característica en él que es preciso elegir; escoger una vocación por la cual hay muy poca o ninguna demanda durante su juventud; escoger una clase de trabajo por el cual no hay demanda; acometer adiestramientos que no podrá permitirse terminar; si es hembra, persuadirse a sí misma que tiene que ser una mujer de carrera cuando en realidad lo que quiere es ser madre de familia; llevar a cabo las impuestas ambiciones de sus padres; no tener objetivo vocacional de ninguna especie. El tipo de orientación necesario para evitar estas razones y causas de desajuste social puede obtenerse mejor de los consejeros vocacionales.

-Adultez intelectual. El adolescente debe aprender a requerir pruebas de lo que diga. Debe desear explicaciones; debe limitar el campo de sus intereses.

Durante los años de la adolescencia los varones se interesan especialmente en los viajes, deportes, televisión; animales domésticos, colecciones, la familia, leer y la escuela vienen después, seguidos de pintura, escribir, música, relaciones sociales y actividades al marco de los estudios. La iglesia y la escuela dominical vienen en último término. Con excepción del hogar y las actividades sociales que tienen cierta mayor fascinación para las hembras y los deportes algo menos, el mismo orden general es aplicable a las hembras. Muchos de estos intereses adolescentes se convierten en intereses de toda la vida. Algunos evolucionan en ocupaciones. De otra forma, las actividades adolescentes típicas no solamente dejan de interesar sino que aburren al adulto intelectual. Al mismo tiempo que se van modificando los intereses personales van aumentando las capacidades personales. Después de llegar a la madurez intelectual a los 16 ó 17 años, lo más probable es que el adolescente desarrolle independencia intelectual. Tendera a requerir pruebas de lo que se le presente y a pedir explicaciones.

-Uso del ocio. El adolescente debe desarrollar intereses que robustezcan mas no agoten sus energías. Debe aprender a leer bien y a explorar posibilidades de cultura para que el ocio sea útil.

Con la exploración del entorno el adolescente puede ampliar su conocimiento y aprender nuevas cosas de interés, mismas que a su vez le son de total agrado ya que en este caso es él quien las elige, las cuales podrá hacer prácticas y útiles para la preparación de la vida adulta, solo cuando el adolescente esté inmiscuido en este aspecto conseguirá estar listo para formarse su propia filosofía de la vida.

-Filosofía de la vida. El adolescente debe comenzar a desarrollar una actitud hacia la experiencia que dará contenido a su vida. Debe desarrollar un cuadro de ideales.

El adolescente quiere sentirse seguro y disfrutar de satisfacciones emotivas, algunos encuentran estas satisfacciones en las religiones tradicionales. Otros se ven impedidos de aceptar la religión por su aparente incompatibilidad con las ciencias que el adolescente tiene en gran estima. Para aquellos desconfiados de los motivos del mundo adulto, las ciencias parecen ser las únicas cosas dignas de confianza. Otros derivan hacia su autoridad simplemente en desafío de la autoridad paternal o religiosa. Unos cuantos, tienen las aptitudes intelectuales del verdadero científico. Algunos adolescentes adoptan actitudes sociales y políticas radicales. Les parece que reformar el mundo es mucho más fácil que reformarse a sí mismo. Algunos adolescentes afirman su individualidad adoptando posiciones impopulares  y reaccionarias. Adolescentes más modestos se enfrentan a la complejidad del universo con una actitud de perplejidad, su búsqueda de4 una filosofía unificada puede conducirlos a aceptarlos mismos rígidos sistemas que los revolucionarios adoptan, lo más probable es que la cambien por otra, tal vez religiosa, igualmente rígida. El adulto emotivamente maduro puede hacer frente a la complejidad y a los males del mundo. Lo posible le satisface aunque no llegue al punto del ideal aparente.

CONCLUSIÓN

En conclusión puede decirse que la adolescencia termina cuando las personas alcanzan una madurez plena. Esto es se supone que tanto los individuos han desarrollado intereses heterosexuales; se han hecho independientes de la tutela paterna; han alcanzado independencia intelectual y económica; han aprendido a emplear el tiempo libre; logran ajustarse emotiva y socialmente a la realidad y han comenzado a formarse una filosofía de la vida.
  
Los adolescentes han alcanzado un desarrollo intelectual que les permite utilizar conceptos abstractos, por eso les gusta hablar de la justicia, y el sentido de la vida.

También debe enseñarse a los jóvenes que la libertad y la responsabilidad deben ajustarse a sus criterios personales, a su propia voluntad y no a la presión del entorno; lo cual también requiere de un compromiso personal.

BIBLIOGRAFÍA:
P. Sperling Abraham (2004), PSICOLOGÍA SIMPLIFICADA. Psicología de la adolescencia. Edit. Selector. 8va Ed. México DF.  Pp. 113 – 121

 Enciclopedia: Psicología para todos (2009)  el desarrollo: la infancia y la adolescencia (vol. 2) Edit. Océano. Barcelona España. Pp. 425 – 456

                                                      

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