UNIVERSIDAD AUTONOMA DE DURANGO
CAMPUS ZACATECAS
MAESTRIA EN PSICOLOGIA CLINICA
IMPORTANCIA DE LA FORMACIÓN DE HÁBITOS ALIMENTARIOS EN LA EDAD PREESCOLAR
L.N. MARÍA MAGDALENA DE LA TORRE PICHARDO
INTRODUCCIÓN
En México la mal nutrición es un problema de salud social. Existen varios programas que tratan de prevenir la obesidad, diabetes hipertensión, desnutrición, etc. Pero los resultados han sido pocos, ya sea por falta de apoyo económico, interés, del desarrollo de un buen programa o estrategia para combatir combatirlos. La intervención de los licenciados en nutrición toma importancia en el desarrollo de dichos programas, pero ¿de que sirve la mejor dieta o la mejor información si no somos capaces de hacer que el paciente la comprenda y la lleve a cabo?
Hay una gran diversidad de factores que condicionan la alimentación de los seres humanos, como pueden ser el entorno familiar, el clima, el tipo de sociedad, la cultura, la religión, etc. Desde su nacimiento, el bebé adquiere unos hábitos alimentarios que lo marcarán para el resto de su vida. Estos hábitos delimitarán la selección de alimentos de cada individuo estableciendo así el estado nutricio de cada persona o de una sociedad entera.
A lo largo de la historia la sociedad mexica a formado malos hábitos alimentarios desarrollando de esta manera enfermedades que pueden poner en riesgo la salud de cada uno de los individuos, teniendo como ejemplo la diabetes desarrollada por el alto consumo de carbohidratos en la dieta, aunque la mayoría de las enfermedades crónico degenerativas tienen varios factores determinantes para su desarrollo: la genética, estrés, modo de vida, dieta, etc.; la dieta sigue siendo una herramienta indispensable para combatir y prevenir el desarrollo de estas enfermedades o mantener estable al paciente.
La educación y los buenos hábitos han sido los métodos por los cuales se han alcanzado grandes metas, con la orientación adecuada, se forman buenos hábitos en los individuos y en la sociedad, previniendo y evitando enfermedades. No obstante se debe estudiar el desarrollo psicológico y social de cada población ya que si no se tiene los métodos y estrategias adecuados para la edad y desarrollo, es casi imposible que los receptores puedan captar el mensaje.
Es mejor educar con buenos hábitos a los menores que apenas se están integrando a la sociedad y reforzarlos a lo largo de su desarrollo para que de esta manera lleguen a ser personas sanas y productivas, en la educación se ven incluidos sus dos núcleos sociales en esta etapa (preescolar) la casa y la escuela, siendo nuestras herramientas de apoyo los padres de familia y las educadoras así como también los psicólogos que nos ayudaran a tratar el comportamiento de los infantes.
OBJETIVO
Dar a conocer la importancia del desarrollo de programas en la edad preescolar para la formación de buenos hábitos alimentarios incluyendo a los padres de familia y educadores, teniendo en cuenta el desarrollo cognitivo de los infantes.
JUSTIFICACION
El concepto “nutrición” no solo abarca la parte fisiológica, debe formar un conjunto con la mente y la sociedad para mantener en equilibrio la salud del individuo. Es por ello que ponemos los hábitos alimentarios como factor importante de la nutrición en México, a pesar de la existencia de programas enfocados a las escuelas primarias para combatir la obesidad, desnutrición y prevenir enfermedades crónico degenerativas como diabetes, hipertensión, etc. Los índices de estas no han disminuido de manera relevante, por lo cual podemos deducir que las estrategias que se han llevado a cabo no son suficientes o adecuadas para detener estos problemas. Muchos autores como: Sylvia Escott, L.Kathleen Mahan, Ana Bertha Pérez y Leticia Marván han señalado que los buenos hábitos alimentarios son la base para una adecuada alimentación y nutrición, y a pesar de que no sean visto grandes cambios en la educación alimentaria de los niños, las campañas contra obesidad y desnutrición se siguen aplicando en las escuelas, esperando fortalecer los nuevos hábitos impuestos a los niños, lo cierto es que si no se forjan estos hábitos desde la casa y/o los lugares a los que los escolares suelen asistir, los resultados de nuestra lucha e intervención como especialistas del área en nutrición serán poco fructíferos, por lo que se propone comenzar a fomentar hábitos desde la etapa preescolar donde la educación y el mundo del niño solo es la casa y la escuela. Con la ayuda de las educadoras y padres de familia se pueden llegar a establecer estos hábitos en los niños de manera que al llegar a la etapa escolar solo tengan que reafirmarse y no formarse. Aunado a estos se deben seguir los planes alimentarios ya establecidos por algunas instituciones.
DESARROLLO
Los alimentos y la comida son algo más que la son algo más que una provisión de nutrientes para el crecimiento y mantenimiento del cuerpo. El desarrollo de las técnicas de alimentación, los hábitos alimentarios y los conocimientos sobre nutrición son paralelos al desarrollo cognitivo que se produce en las etapas sucesivas del desarrollo humano, cada una de las cuales sienta las bases para la siguiente.
Los niños y las niñas necesitan aprender a comer a su ritmo y en cantidades correspondientes a su etapa de desarrollo, de lo contrario enferman continuamente. Al igual que los patrones de crecimiento físico, los patrones de ingestión de alimentos no son homogéneos y coherentes. Si bien es subjetivo, el apetito es paralelo a la velocidad de crecimiento y a las necesidades de nutrientes. A partir del primer año de vida la ingesta de leche comienza a disminuir. Mientras que en el segundo disminuye el consumo de verduras, mientras que aumenta la ingesta de cereales y derivados y de dulces. 1
Los factores que condicionan la alimentación de los niños son variados, lo cierto es que los hábitos alimentarios se inician con la primera ingesta de la leche materna o preparada que toma el bebé. La madre procura acostumbrarle a sus tomas en unas horas determinadas, siguiendo un criterio propio o del pediatra. A medida que el niño va creciendo, estos hábitos adquieren una base más sólida.
Es importante que el niño reciba una educación de estos hábitos, para que cuando se introduzca en la alimentación adulta pueda comer bien y equilibradamente. Por esta razón, la educación del entorno es fundamental. Esto significa que si la dieta de los adultos es variada y equilibrada, lo más seguro es que la del niño también lo será. Si por el contrario cada persona come por su cuenta o la compra de alimentos precocinados es habitual, difícilmente el niño llegará a tener una dieta equilibrada.
“Está comprobado que cuando se cocina en casa los niños acaban prefiriendo una amplia variedad de alimentos.” 2
En el momento en que el niño deja de tomar únicamente leche y pasa a ingerir otros alimentos, como son los jugos, los caldos o las primeras papillas, necesitan un período de adaptación más o menos largo según la manera de ser de cada niño. Cuando pasa del cambio de textura líquida a la textura triturada, y más adelante a la desmenuzada, el grado de adaptación aumenta. Por este motivo, es importante que las personas que conviven con el pequeño estén implicadas y sigan unas mismas directrices: deben ser conscientes de que están educando la manera de comer y, por lo tanto, de alimentarle. 3
Los hábitos alimentarios durante la infancia y la actitud de los padres respecto a la alimentación, son factores importantes de riesgo o protección para sufrir posteriormente trastornos de la alimentación de diverso tipo, desde el simple rechazo al alimento hasta la obesidad, anorexia y bulimia.
También existen factores que influyen en la ingestión de alimentos.
Hay mucha influencia, algunas evidentes y otras sutiles, que determinan la ingestión de alimentos y los hábitos de los niños. Los hábitos, gustos y aversiones se establecen en los primeros años y se mantienen hasta la edad adulta.
Los hábitos para alimentar y variar los alimentos y volverlos de su preferencia también tienen su oportunidad entre los primeros meses hasta los 7 años, el cambio de cada textura, sabor, color, olor y escenarios para ingerir alimentos deben ser acompañados de actividades como el hablarles o leerles, jugar con ellos, cantarles, darles cariño y amor. Es sumamente importante ofrecerle experiencias emotivas positivas y alimentos que lo nutran cerebralmente y constantemente lo estimulen.
Las principales influencias sobre la ingestión de alimentos en el desarrollo comprenden el entorno familiar, las tendencias sociales, los medios de comunicación, la presión de los compañeros y las enfermedades o patologías.
Entorno familiar.
Los niños no tienen la capacidad de elegir una dieta nutritiva y equilibrada, requieren del un adulto para hacerlo. Es muy importante que el ambiente que lo rodea a la hora de la comida sea tranquilo y que exista interactuación padre-hijo. Las tendencias nacionales indican que cada vez es menos frecuente comer junto con una familia, en parte por los problemas de horarios, porque se come delante de una televisión y porque cada vez se dedica menos tiempo a planear las comidas familiares. La atmosfera que rodea la comida y la hora de comer también influye en la actitud hacia los alimentos y el acto de comer. Las expectativas poco realistas de los modales del niño a la hora de comer, las discusiones y otros tipos de estrés familiar tienen efectos negativos. Las comidas que se hacen con prisa crean una atmosfera frenética y refuerzan la tendencia a comer con demasiada rapidez. El entorno positivo es aquel en que se tienen tiempo suficiente para comer, se tolera que se viertan cosas y se anima a todos lo miembros a participar en la conversación.
Respetar los gustos personales del niño
Cada niño es diferente y tiene sus propios gustos. Debemos respetar que haya un alimento que no le guste, pero no se puede permitir que abandone una familia de alimentos. Por ejemplo, si no le gusta la leche, se le pueden dar yogures, flanes o queso; o si no le gustan los porotos verdes, se le pueden dar espinacas, acelgas, etc. Lo más importante es saber sustituir un alimento por otro de las mismas características nutritivas.
Alimentación de los niños en edad preescolar.
Los niños entre 1 y 6 años de edad experimentan progresos inmensos en su desarrollo y en la adquisición de habilidades. Los niños de un año de edad usan los dedos para comer y necesitan que les ayuden con la taza, a los 2 años pueden sujetar la taza con una mano y usan bien la cuchara, pero prefieren usar las manos a veces. Los niños de 6 años usan habilidades ya refinadas y empiezan a usar el cuchillo para cortar y untar.
El apetito disminuye a medida que se frena la velocidad de crecimiento después del primer año de vida, lo que es un motivo de preocupación para los padres. Los niños no están muy interesados en la comida y sí por el mundo que les rodea. Desarrollan manías con la comida o períodos en los que rechazan alimentos que antes les gustaban, o pueden pedir un alimento en particular en cada comida. Estas conductas se atribuyen al aburrimiento del alimento con los alimentos habituales, pero puede ser una forma de afirmar una independencia que acaban de descubrir."4
Los padres pueden estar preocupados sobre si la dieta de su hijo es adecuada y frustrados por la conducta alimentaria aparentemente irracional que observan. Las luchas por el control de la situación de la comida son infructuosas, no se puede obligar a un niño a comer. Este período es normal en el desarrollo y es transitorio. Los padres aun mantienen el control sobre los alimentos que se le ofrecen y tienen la oportunidad de establecer los límites ante conductas inapropiadas, pero no se tendrá éxito ni con el control rígido ni con un sistema liberal.
Con su menor capacidad gástrica y el apetito variable, los niños en edad preescolar comen mejor con raciones pequeñas de comida que se les ofrece entre cuatro y seis veces al día. Los tentempiés sanos que se pueden gustar a muchos niños pequeños son fruta fresca, queso varitas de verdura cruda, leche, zumos de fruta, galletas integrales y bocadillos de crema de cacahuate. Como norma general, se ofrece una cucharada de cada alimento por cada año de edad y se sirve según el apetito del niño.
Además del gusto, hay otros sentidos importantes para que los niños pequeños acepten los alimentos. Tienden a evitar las comidas de temperaturas extremas y rechazan algunos alimentos por su olor o sabor. A menudo requieren del sentido del orden en la presentación de la comida, y muchos niños no aceptarán los alimentos que estén en contacto en el plato, y tampoco son muy populares los platos combinados o guisos con alimentos que no puedan identificar. Pueden dejar sin comer las galletas rotas o rechazar el sándwich porque “no están bien cortadas”.
El entorno físico de las comidas de los niños es tan importante como la atmósfera emocional. Sus pies deben estar apoyados sin colgar y la altura de la silla les permitirá llegar cómodamente a la mesa a la altura de su pecho. Lo ideal es usar mesas y sillas robustas para niños, o una silla alta o apoyo para silla. Los vasos, platos y tazas deben ser irrompibles y suficientemente pesados para resistir los vuelcos. En los niños muy pequeños, suele ser mejor un tazón ancho que un plato para comer. Las cucharas y tenedores gruesos y de mango coto permiten un agarre más sencillo y menos agotador.
Los niños pequeños no comen bien si están cansados, por lo que habrá que tener en cuenta este aspecto cuando se programen los horarios de comidas y juegos. Una actividad tranquila, o un reposo inmediatamente antes de comer dan paso a una comida relajada y placentera. No, obstante los niños necesitan desarrollar actividades muy activas y energéticas y pasar tiempo al aire libre para estimular el buen apetito.
Los zumos de frutas, especialmente de manzana y los combinados, son unas bebida cada vez más frecuente para los niños pequeños, en casa y fuera de ella. Es frecuente que reemplacen el agua por leche en sus dietas. Además de alterar el contenido de nutrientes de la dieta, la ingestión excesiva de los zumos de fruta puede provocar mala absorción de carbohidratos y diarrea crónica inespecífica, que indica que se debería evitar el consumo de zumos, especialmente de manzana y pera, cuando se usan líquidos claros para tratar la diarrea aguda. El consumo excesivo de zumos de fruta es un factor contribuyente en algunos casos de fracaso del crecimiento en niños pequeños. La reducción de la ingestión de zumos, además la educación nutricional diseñada para aumentar la ingesta calórica total, consiguió mejorar el crecimiento.
Muchos niños pasan parte del día, o su mayor parte, en guarderías o centros de días, centros preescolares. Dependiendo del tiempo que pasen los niños en esos centros, consumirán sólo una merienda o harán dos comidas y dos meriendas al día. Por lo tanto, los niños consumen más de la mitad de sus nutrientes fuera de casa.
Debido a la influencia de los compañeros, los niños suelen comer bien cuando están en grupos, que también son un entorno ideal para los programas educativos sobre nutrición durante las horas de comedor y para enfocar varias actividades de aprendizaje. Experimentar nuevos alimentos, participar en la preparación de alimentos sencillos y sembrar un jardín son actividades que se desarrollan y potencian los hábitos y actitudes adecuados ante los alimentos.
CONCLUSIONES
El trabajo integral entre profesionales y las personas a cargo de la educación del niño, no solo pueden ayudar a construir buenos hábitos volviéndolos costumbres en la sociedad si no que también ayuda a prevenir y se concientizar a las personas de las consecuencias de una mala alimentación teniendo como resultado una sociedad que previene y no que trata enfermedades. Tener en cuenta el desarrollo cognitivo de cada individuo es de vital importancia para que se pueda recibir el mensaje y llevar a cabo, porque de nada sirve bombardear a las personas con información y aplicarle una buena dieta si estas no son capaces de llevarla a cabo, por lo que si se concluye que si las personas se relacionan con los términos y hábitos adecuado desde edades tempranas será más fácil para ellas seguir un plan alimentario equilibrado y adecuado a sus necesidades, facilitando la erradicación de enfermedades causadas por una mala alimentación que tanto aquejan a la población mexicana.
EJEMPLO DE PROPUESTA PARA UNA GUARDERIA
Implementar un programa en el que intervengan los padres de familia y maestros de los niños en edad preescolar con los especialistas en el área de nutrición en este caso licenciados en nutrición.
Estrategias
• Capacitación del personal por parte de un profesional de la salud como nutriólogo.
• Realización de actividades aptas para las edades de los niños que asisten a esta guardería.
• Implementación de nuevos hábitos alimentarios, los cuales serán introducidos uno a uno en la vida cotidiana del niño por medio de dichas actividades
• Fortalecimiento de los nuevos hábitos en casa con ayuda de los padres
• Evaluación de conocimientos aprendidos durante la practica
Actividad 1
• Clase impartida por un profesionista del área de nutrición o dietética a los maestros.
• Evaluación de conocimientos obtenidos.
Actividad 2
• Planeación de clase y actividades que se impartirán a cada grupo
• Elaboración de material didáctico para impartir clase de acuerdo a la edad promedio
Actividad 3
• Cada 3er día de la semana se impartirá la clase tanto a niños maternales como preescolares
• Evaluación de lo aprendido mediante actividades
Actividad 4
• Realización de actividades que los niños realicen en casa junto con sus padres
• Evaluación de parte de padres de familia y maestras hacia el menor
Seguimiento y Evaluación de Orientación Alimentaria
Lineamientos generales
• 1 clase sobre un nuevo habito alimenticio cada 3er día.
• Reforzar la clase con actividades durante la semana.
• Establecer la clase por edades
• Considerar los temas de la guía de orientación alimentaría.
• Apoyarse con material didáctico alusivo.
• Evaluar la intervención realizada mediante la evidencia y los cambios de hábitos obtenidos
Guía de Orientación Alimentarias
• Alimentación correcta (Aplicando las leyes de la alimentación y el uso del plato del bien comer)
• Establecimiento de horarios de comida; 3 comidas fuertes y 2 colaciones.
• No premiar con dulces u otro tipo alimentos.
• Aumento el consumo de verduras y frutas en cada comida
• Selección de alimentos según su valor nutritivo
• Introducción de alimentos nuevos a la dieta con formas divertidas y llamativas para asegurar su aceptación.
• Prevención de enfermedades por medio de la higiene de manos y preparación de alimentos
• Toma de agua
• Ningún alimento es bueno ni malo
• Modales en la mesa
• Ejercicio físico
• Vigilancia del crecimiento de acuerdo a las tablas de talla y peso para la edad.
PLAN DE INTERVENCIÓN:
• Evaluación del ambiente familiar estresante.
• No alimentar al niño “a la fuerza”.
• Facilitar que el niño se alimente solo.
• Alimentar al niño en lugar y tiempos apropiados.
• Limitar el tiempo de alimentación.
• Suspender la comida cuando el niño rechaza el alimento y esperar el momento en que apetezca algo.
• Poner límites cuando empieza a jugar con los utensilios o la comida, hacer berrinche o provocar a los padres.
• Facilitar que el niño se alimente solo mediante utensilios apropiados para su edad.
• Alimentar al niño en lugar y tiempos apropiados, no ofrecer leche o alimentos “chatarra” entre las comidas regulares que permiten al niño expresar berrinche.
• Limitar a 30 minutos el tiempo de alimentación y suspender la comida cuando el niño rechaza el alimento, cuando empieza a jugar con los utensilios o la comida, hacer berrinche o provocar a los padres.
BIBLIOGRAFIA
• PÉREZ Lizaur, Ana Bertha y MARVAN Laborde, Leticia. Manual de dietas normales y terapéuticas. 5ª ed. México, La prensa Médica Mexicana, 2006. Pág. 103-117, 233-237.
• WARDLAW, Gordon, HAMPL, Jeffrey y DISILVESTRO, Roberto. Perspectivas en nutrición. 6ª ed. México, McGrawHill, 2008. Pág. 22-53
• KATHLEEN Mahan, L y ESCOTT Stump, Sylvia. Krause Dietoterapia. 12ª ed. Barcelona, Elversevier Masson, 2009. Pág. 228-237
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